viernes, noviembre 22, 2024
Identidad

El Cerrito

Es el sitio prehispánico de influencia Teotihuacana más importante en el valle de Querétaro.

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Entre los siglos V al I a. C. aparecieron en el Bajío los primeros asentamientos agrícolas, cuyos habitantes participaron de Chupícuaro, considerada la cultura “madre” en el occidente y norte de Mesoamérica, que floreció entre los años 500 a. C. y 200 d. C. al norte de Michoacán y sur de Guanajuato. Su principal centro de población estaba en las márgenes del río Lerma, cerca de Acámbaro, Guanajuato, hoy inundado por las aguas de la presa Solís. Los asentamientos más antiguos del sur de Querétaro tuvieron estrecha relación con Chupícuaro. Su presencia fue más notoria en el valle de San Juan del Río; más tarde se presentó en el valle de Querétaro, en los sitios El Cimatario y El Cerrito.

Al iniciar el periodo Clásico (200-900 d. C.), Chupícuaro decae y la región queretana comienza a recibir la influencia de Teotihuacán, cultura de filiación mesoamericana. Su presencia fue más importante en el valle de San Juan del Río, donde hay dos sitios con una muestra notable de arquitectura teotihuacana: El Rosario y Cerro de la Cruz. En el valle de Querétaro, solo existe registro de esa cultura a través de material arqueológico en los sitios La Negreta, al sur, en el municipio de Corregidora y Pie de Gallo, al norte, en la Delegación Municipal de Santa Rosa Jáuregui (Valencia, 2013: 29).

El sitio prehispánico más importante en el valle de Querétaro se localiza en las inmediaciones de El Pueblito, cabecera del municipio de Corregidora,  donde existe un asombroso basamento piramidal conocido como El Cerrito; su fase inicial como cabecera de un asentamiento agrícola se sitúa al comienzo del primer milenio de nuestra era. La etapa constructiva inicial abarca el periodo 400-650 d. C., cuando se convierte en sede de un centro político de importancia en el valle al erigirse uno de los edificios de mayor relevancia regional, que constituye un punto en la red de intercambio propiciada por Teotihuacán.

El Cerrito logró un gran florecimiento en el Postclásico Temprano (900-1200 d. C.) y se abandonó definitivamente hacia el siglo XII. Desde entonces y hasta el siglo XVI, los chichimecas -cazadores y recolectores-, ocuparon el valle de Querétaro y el Bajío. En su proceso constructivo, el sitio registró una clara influencia de las culturas teotihuacana y tolteca; por varios siglos fue el asentamiento político y religioso más relevante de la región. Toma su nombre de la identificación que se hizo del lugar con su principal estructura, el basamento piramidal de treinta metros de altura (Valencia (2013: 30-32).

 

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