jueves, noviembre 21, 2024
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Hacía la conmemoración del Bicentenario del Municipio de Santa Rosa (1820-2020)

El pueblo y su comarca nacieron a la vida institucional el 22 de octubre de 1820, al elegir su primer Ayuntamiento Constitucional... Lauro Jiménez Jiménez

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En mayo de 1813, se realizaron en Querétaro las primeras elecciones en las parroquias, tras una misa dedicada al Espíritu Santo para que inspirara a los futuros electores. Se procedió a la votación pública de los curas y el personal del ayuntamiento, a cargo de quienes estaría la elección: en la parroquia de Santiago, el corregidor Miguel Domínguez; en la de San Sebastián, el alcalde de primer voto Tomás Antonio de las Cabadas; en la del Espíritu Santo, el de segundo voto Manuel Ecala; en la de Santa Ana, el regidor licenciado Mariano Oyarzábal; en la de la Divina Pastora, Tomás Escala; en el pueblo de La Cañada, Francisco Bustamante y en El Pueblito, Juan del Castillo.

Los electores por parroquia fueron 25, de los cuales 22 eran criollos. Debido a estos resultados comenzó a circular el rumor de que la elección no había sido libre, pues un fraile peninsular del convento de la Santa Cruz afirmó que “[…] andaban circulando varios pícaros dando listas y sobornando al pueblo para que votara por ciertos sujetos, que eran los acreditados de los afectos al partido de la insurrección”. Días después, en las Casa Reales se instaló la primera junta electoral, que designó al secretario y escrutadores para las juntas subsecuentes.


El 3 de junio se designaron los nuevos diputados a Cortes. El 9 de junio, en la iglesia del Espíritu Santo, se procedió a la elección del ayuntamiento, que estuvo a cargo de los mismos 25 electores. El resultado de la elección fue inesperado por la cantidad de nuevos vecinos incluidos, pues de ellos sólo seis tenían experiencia en los anteriores cabildos. Antes de concluir la elección, se presentó ante la junta de electores el licenciado Mariano Oyarzábal, quien les hizo ver la ilegalidad en la que iban a incurrir, pues, según él, la elección se había realizado contra lo mandado expresamente en la Constitución.


Las dos partes no se convencieron con las razones expuestas, por lo que pidieron copia del acta y enviaron al virrey Félix María Calleja un informe de lo ocurrido. Oyarzábal consideró ilegítima la elección y el virrey las anuló, por lo que ordenó continuaran en sus mismos empleos los anteriores regidores, alcaldes y escribano, hasta que se celebrara la nueva elección. Debido a ello, el primer ayuntamiento constitucional electo no se pudo instalar. Previendo un terrible resultado en las próximas elecciones, Calleja envió a José Mariano Beristain de Souza, arcediano del Arzobispado de México, quien llegó a finales de octubre como comisionado para arreglar y supervisar el asunto.


Pese a que Beristain, la víspera de las juntas parroquiales celebradas el 19 de diciembre exhortó a los prelados de las órdenes religiosas y a los curas de las parroquias para que “guiaran” a sus súbditos en la elección del nuevo ayuntamiento, y evitar que se hiciera una “exclusión escandalosa” de los europeos, de los 25 electores nombrados una vez más sólo tres fueron criollos. Más tarde se realizó las votación del ayuntamiento y fueron electos como alcaldes, regidores y procuradores, “sin discrepancia alguna”, las mismas personas del cabildo anulado, casi todos americanos; había fuertes sospechas de que todos ellos estaban a favor de la insurrección. De lo ocurrido informó el propio Beristain al virrey el 23 de diciembre.


Otro informante de Calleja en Querétaro, el cura Manuel Toral, aseguró que “en las escandalosas elecciones constitucionales” quien tuvo el mayor influjo fue la esposa del corregidor Miguel Domínguez, doña Josefa Ortiz, ya que su constante alteración contra los europeos fue lo que más dañó la opinión pública entre los electores, pues era una mujer revolucionaria. Igual estimó Beristain, quien aseguró que en la ciudad el verdadero problema lo constituía la corregidora, a la que calificó como “una Ana Bolena” y que el cura Gil de León de la parroquia de Santiago “es su Wolseo”. Otro denunciado como sospechoso fue el capitán Juan José García, hijo del brigadier Ignacio García Rebollo, quien fue elector por el partido de Querétaro y no quiso apoyar a los peninsulares; además, se denunció que era amigo de la corregidora.


En el primer ejercicio constitucional de 1813, no obstante lo señalado por el artículo 310 de la Constitución de Cádiz sobre crear ayuntamientos por cada 1 000 almas, esta disposición no se materializó debido a que en muchos de los pueblos donde se tenían que instalar, la gran mayoría de la población era indígena y se le acusaba de ser insurgente. En ese año sólo se instalaron tres ayuntamientos: los de Querétaro y Cadereyta, establecidos como cabildos desde el siglo XVII, y como reciente creación el de San Juan del Río.

La instalación de los nuevos ayuntamientos en 1820-1821

El Corregimiento de Letras de Querétaro se extinguió en abril de 1814 cuando el licenciado Miguel Domínguez renunció al cargo que ocupó desde 1801, para viajar a la ciudad de México y defender a su esposa de los cargos que le imputaba el gobierno virreinal como adicta al movimiento de Independencia. Mientras tanto, en junio de 1814 se recibió en Querétaro la noticia de la vuelta a España del rey Fernando VII, quien había entrado en sus dominios el 25 de marzo. Este hecho motivó muchas demostraciones de júbilo, entre ceremonias solemnes y alegres fiestas, las cuales se prolongaron por ocho días.


En agosto del mismo año, el Ayuntamiento de Querétaro efectuó las elecciones de diputados a Cortes y de provincia. Los nombrados recibían las felicitaciones cuando a los pocos días llegó la orden real de que se abolía la Constitución española. A todos se les aguó la fiesta, ya que los miembros del ayuntamiento y los diputados electos fueron depuestos, al notificárseles que Fernando VII había anulado todo el proceso constitucionalista en mayo de 1814, con lo cual se regresó al orden anterior a 1808 al restablecerse el absolutismo, cuando Napoleón apresó al rey de España y a su sucesor.


La Constitución fue nuevamente puesta en vigor en 1820 y duró hasta 1822, poco después de la consumación de la Independencia. El 4 de junio de 1820 se conoció aquí el bando real con el cual se dio a conocer la restauración de la carta gaditana. Al día siguiente se efectuó en la Plaza Mayor la solemne ceremonia en la que las autoridades civiles y militares, junto con el pueblo, hicieron el juramento de rigor. Los festejos duraron hasta el día 11. Luego se colocó una lápida de mármol con la inscripción “Plaza de la Constitución”, con la estatua de una joven coronada de laurel y con ropa y manto talar, obra de Mariano Arze, con inscripciones y versos.


El día 18 de junio se efectuaron en las parroquias de la ciudad las votaciones de electores y el día 24 se procedió a la elección del Ayuntamiento de Querétaro; fueron electos ocho europeos, siete criollos y un indio. Después fueron juntos electores, alcaldes y regidores a la parroquia de Santiago, donde se cantó un Te Deum “con pompa y alegría”. El resultado de esta elección fue diferente al de la primera, en la que ningún europeo logró salir electo; ahora tenían la mitad de los puestos, por encima de los criollos, que en el proceso de 1813 habían tenido la gran mayoría. El ayuntamiento de Querétaro inició sus actividades el mes siguiente, con la visita a los hospitales, las cárceles y la alhóndiga, además de supervisar la limpieza de calles y plazas.


En ese tiempo formaban parte de la Provincia de Querétaro, además de la ciudad de este nombre, así como las villas de San Juan del Río y Cadereyta, los pueblos de Tolimán, Tolimanejo, Santa Rosa, Huimilpan, San Pedro de la Cañada y San Francisco Galileo, llamado vulgarmente El Pueblito. Los tres primeros eran de españoles y los restantes de indios. El 1 de agosto de 1820, el Ayuntamiento de Querétaro envió a la Diputación Provincial de México un oficio donde consulta sobre la instalación de ayuntamientos en esos pueblos.


En contestación a la consulta, éste órgano acordó el 22 de agosto que se previniera al gobernador y comandante de Querétaro que procediera a instalar ayuntamientos en todos los pueblos que estuvieran en el caso del artículo 310 de la Constitución, aunque fueran sólo de indios. Mediante un oficio fechado el 29 de noviembre, el comandante Domingo Estanislao Luaces informó a la Diputación Provincial de México haber cumplido con la orden que recibió el 28 de agosto de instalar los nuevos ayuntamientos constitucionales en los seis pueblos mencionados.

La elección del Ayuntamiento de Santa Rosa

El capitán Antonio Ramón de Güemes, regidor del Ayuntamiento de la ciudad de Querétaro, fue comisionado para presidir la junta electoral en el pueblo de Santa Rosa, junto con el cura del lugar, licenciado Gregorio García Aguirre. La reunión se realizó a las 8 de la mañana del 8 de octubre de 1820, según consta en el acta respectiva, donde se asentó que la población de Santa Rosa “no baja de siete a ocho mil almas”, de acuerdo con el censo que se estaba levantando entonces. Por lo que, proporcionalmente, le correspondía elegir diecisiete electores que residan en el lugar estén en el ejercicio d ciudadanos, según el decreto respectivo.


Para ello, se libró convocatoria por todos los puntos de la comarca, para que acudieran los ciudadanos a la junta que con tal motivo se haría. Luego de que se nombró como escrutadores a Joaquín Mejía y José Miguel Silva, y secretario a Manuel de Velasco Canto, se hizo la votación de los electores; el mayor número de votos recayó en las siguientes personas: licenciado Gregorio García Aguirre, Joaquín Mejía, Miguel Silva, Mariano Suárez, Cayetano Carrillo, Loreto Vázquez, Julián Vargas, Lázaro Isguerra, Leandro Escobedo, Pablo Escobedo, Pedro Uribe, Manuel Pacheco, Pedro Mendoza, Bernardino Pacheco, Tomás Escobedo, Lorenzo Vera y José María Araujo. Todos aceptaron los cargos, ofreciendo desempeñarlos “bien, fiel y cumplidamente”.


Al final, se comprometieron a reunirse nuevamente el domingo 15 del mismo mes, a la misma hora, para proceder a la elección del Ayuntamiento Constitucional del pueblo de Santa Rosa. Al concluir el acto, firmaron el acta respectiva los escrutadores y el secretario, así como el regidor Antonio Ramón de Güemes; la misma se asentó en el Libro de Elecciones de la Parroquia de Santa Rosa.


El día señalado no se pudo verificar la reunión, debido a que enfermó el regidor Güemes, quien debía presidirla y a la fuerte lluvia que dificultó la concurrencia; por lo que se cambió para el 22 de octubre. Tras verificarse la presencia de los diecisiete electores votados el día 8, se eligió como nuevo secretario a Cayetano Carrillo, debido a la ausencia de Velasco. Enseguida se procedió a la votación de dos alcaldes, ocho regidores y dos procuradores síndicos, que es el número que le correspondió a la nueva corporación según el cómputo de la población que se hizo del pueblo y su comarca.
Como alcaldes de primero y segundo voto fueron electos Joaquín Mejía y Lázaro Isguerra, con quince votos, respectivamente. Como regidores fueron nombrados Jesús Pichardo (decano), Pedro Uribe, Bernardino Pacheco, Pedro Mendoza, José María Verde, Loreto Vázquez, Juan Vicente Suárez y José María Araujo. Mientras que Mariano Suárez fue designado primer procurador síndico y Julián Vargas segundo. Todo ellos estaban presentes, excepto José María Verde y Juan Vicente Suárez, quienes estaban en sus ranchos y fueron citados para que cuanto antes se presentaran a hacer el juramento prevenido por la Constitución.


Los funcionarios restantes aceptaron gustosos el nombramiento, al tiempo que prometieron desempeñarlo con actividad, patriotismo y desinterés. Finalmente, a una voz, el presidente Antonio Ramón de Güemes les hizo hacer el juramento siguiente: “Juráis por Dios y por los Santos Evangelios, guardar y hacer guardar la Constitución Política de la Monarquía Española, sancionada por las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nacional y ser fieles al Rey”. A lo que respondieron: “Sí juramos”.

Si bien las actas que se levantaron no indican dónde se efectuaron ambas reuniones, se infiere que tuvieron lugar en la Casa Cural de la Iglesia parroquial, como lo asienta el acta de la elección del segundo Ayuntamiento de Santa Rosa, que se efectuó el 24 de diciembre de 1821 en dicho lugar.

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